El crecimiento de algunas redes sociales ha convertido las cámaras de los móviles en una fuente de popularidad, éxito público y hasta ingresos. Una fotografía, y especialmente un vídeo, bien producido puede llevarte hasta la esfera de los influencers.
Sin embargo, la mayoría de usuarios de smartphones se limitan a utilizar este componente de sus dispositivos de forma casual, cuando no casera: grabando por pura utilidad o placer, sin pensar en los likes o los retuits.
Ahora bien, si eres de esas personas que quieren tener una feed bien compuesta y agradable a los ojos en Instagram, o se dedica a publicar vídeos virales en TikTok, existen una serie de consejos a seguir para optimizar la calidad de las creaciones.
Hoy en Llamaya nos detenemos sobre algunas advertencias y repasamos las mejores prácticas a la hora de activar la cámara del móvil para grabar un momento memorable.
También te puede interesar: ”7 consejos para mejorar tus fotos hechas con móvil”
Hace 15 años, cuando los fabricantes comenzaron a incluir las primeras cámaras en sus terminales más vendidos, la calidad de lo capturado dependía de los famosos megapíxeles. Tener más o menos de estos “puntos” era símbolo de status y posibilidades.
Con el paso del tiempo, el número dejó de tener importancia, y comenzaron a entrar en juego otras variables más complicadas de traducir para el marketing. En la actualidad, no basta con leer el resumen de la ficha técnica para saber si tu cámara es buena o no.
Al margen de la resolución, también es importante saber si el móvil tiene lentes fotográficas complementarias o qué flexibilidad presenta a nivel de apertura. Esta viene indicada por una “F”, y resulta más útil en situaciones de oscuridad cuanto más baja es.
Dependiendo del número de cámaras podrás hacer más o menos zoom sin perder la calidad óptima de captura. Algunos fabricantes incluyen tecnologías propias con funcionalidades exclusivas. Sea lo que sea, lo podrás estudiar en la web oficial de la marca que te corresponda.
Esto aplica tanto a las características de hardware como a las de software. Es decir, la app de Cámara de tu smartphone. La mejor forma de conocerla es experimentando y probando.
No te limites a hacer unos cuantos vídeos aleatorios; explora a fondo todos sus ajustes. Mira si tiene modo manual, qué tipo de modos escena ofrece y si tiene filtros y efectos interesantes que no alteren demasiado el resultado final de la grabación.
Toda ayuda es poca, y no ganas nada tratando de apelar a tu talento. Los vídeos más espectaculares de la red tienen detrás una producción poco o nada casera.
Para tratar de acercarte a esos resultados lo primero que debes tener en cuenta, obviamente, es el modelo de tu smartphone. Si es un terminal premium no tendrás problemas, pero si no eres tan afortunado habrás de asumir ciertas limitaciones.
Hay ciertos accesorios que pueden ayudarte a mejorar la calidad de tus creaciones. Empezando por el trípode y siguiendo por el micrófono. Por poco menos de 20-30 euros estarás en disposición de hacerte con un buen equipo.
En lo que respecta al primero, al trípode, es recomendable que lo acompañes de un gimbal; un estabilizador de imagen que te permitirá grabar sin preocuparte por las distorsiones o los desenfoques.
Hablando del micrófono, el más práctico es el de tipo corbata (solapa, lavalier). Este se solapa en la parte inferior del móvil, y te da acceso a un sonido mucho más profesional que no se contamina tan fácilmente con el ruido ambiente.
A la hora de comprarlo vigila que, o tenga conector apto para tu modelo, o que sus características inalámbricas tengan la autonomía suficiente como para darte la libertad de crear sin preocupaciones durante varias horas.
Hazte con todo esto, asegúrate de que el foco de la cámara está totalmente limpio, y ya estarás listo para empezar a crear los mejores vídeos con tu propio móvil.
En más de una ocasión te habrás encontrado con el clásico y molesto vídeo que se reproduce con dos anchas bandas negras a los lados. Esto sucede cuando el vídeo se ha grabado en formato vertical.
En la actualidad todas las rede sociales y aplicaciones están preparadas para reproducir contenido en formato horizontal. Esto no quiere decir que no admita la orientación contraria, pero sí que pierde mucha información al tratar de reproducirla.
Tal y como sucede en el mundo de la fotografía, el vídeo vertical es sinónimo de falta de profesionalidad. Estéticamente es feo, y no cumple absolutamente ningún propósito. Por eso debes huir de él.
Puedes ayudarte de las guías para tratar de que el peso del vídeo esté correctamente repartido por la escena. Lo ideal es que no haya muchos elementos de por medio, y que sí los hay aporten algún tipo de valor al mensaje que quieres transmitir.
Trazando un paralelismo con el cine, los directores no dejan nada al azar, y todo lo que aparece en las tomas está cuidadosamente medido. Es evidente que no tratas de filmar una película, pero si quieres que tus vídeos sean profesionales, has de estudiar con detenimiento este apartado.
Eso sí, ten en cuenta que la tendencia actual es apostar por la naturalidad: si limpias una escena, intenta por tanto que no resulte artificial, y que cada objeto esté donde estaría aunque no estuvieras grabando.
Aunque los selfies están de moda, si quieres grabar un buen vídeo tienes que ignorar la posibilidad de enfocarte a ti mismo. Cierto es que en los últimos años los fabricantes han mejorado mucho la calidad de las cámaras delanteras, pero siguen siendo bastante pobres.
A la hora de crear usa única y exclusivamente la cámara trasera; la que tiene más opciones, más ajustes y mayor potencia. Cerciórate de que tienes seleccionada la calidad más alta y de que los archivos se guardan correctamente.
Si quieres aparecer en la escena, o deja el móvil sobre un trípode, o pídele a un amigo que te eche un cable, pero no caigas en la trampa del selfie.
La mayoría de cámaras modernas vienen acompañadas de un práctico autoenfoque que se encarga de interpretar cuál es el plano con la información más importante. Aún así es recomendable siempre tratar de asegurar el enfoque con el dedo.
Siempre vas a encontrar muchos problemas para lograr un efecto bokeh destacado porque los móviles no están preparados para ello, pero eso no quiere decir que no debas pulsar sobre la pantalla para enfocar lo que quieras.
Recuerda que tienes entre manos un smartphone y no una cámara profesional: desactiva el detector de caras y evita muchos cambios de plano en la grabación. Cuanto más sencilla sea la escena mejor.
Parece sencillo pero es una de las cuestiones más complejas a la hora de tomar fotografías o grabar vídeos. La iluminación puede hacer que un vídeo mal producido parezca profesional, y que hasta la escena más planificada quede hecha un desastre.
Por norma general lo más interesante es que apuestes por la luz natural, porque con ella conseguirás los colores más realistas. Los smartphones suelen desenvolverse mal en situaciones oscuras, así que intenta que la escena se tome de día o que tenga luz suficiente.
Eso sí, no te excedas. Es mejor un nivel menor de luz pero de tipo difuso (ambiental), que un gran chorro de luz proveniente de un solo punto origen. Juega —y evita los contraluces— hasta conseguir el resultado visualmente más atractivo.
Y por último, no te olvides de activar la exposición manual de la cámara. Si no lo haces el sensor del móvil capturará y ajustará la iluminación de forma automática, no siempre con el mejor resultado.
¿Sabes hacer un balance de blancos? Si tu terminal tiene la opción, prueba a enfocar un objeto blanco, y después a calibrarlo con el resto de los elementos del escenario.
Ni flash LED ni ninguna otra tecnología de última generación. Este complemento es tu peor enemigo en casi cualquier situación: distorsiona los colores y destruye por completo las sombras de la escena.
Al utilizarlo conseguirás cubrir espacios muy oscuros, sí, pero a cambio sacrificarás nitidez y naturalidad. Esta potente luz solo es recomendable en escenarios de día en los que ocasionalmente se necesita corregir sombras muy pronunciadas.
Si tienes que grabar de noche intenta buscar fuentes de luz menos duras, que puedan complementarse entre sí para difuminar y elevar la iluminación de la forma más natural posible.
Sí, el plano general y estático es el más sencillo de todos. Sin embargo, si quieres destacar en redes sociales deberás arriesgarte un poco más. No importa si el resultado no es el mejor porque irás mejorando con la práctica.
Intenta buscar detalles, transmitir mensajes a través de esta dimensión, innovar. La tecnología actual permite crear todo tipo de vídeos sin perder prácticamente nada de calidad. Si no te convence el resultado solo tienes que eliminar y reintentar la toma.
Incluso una plataforma de streaming del tamaño de Netflix se ha visto obligada a añadir una opción para aumentar la velocidad de reproducción de su contenido. No caigas en el error de extender demasiado la duración de tus vídeos.
Nadie en redes sociales está dispuesto a pasar más de dos o tres minutos viendo una publicación si no es extremadamente interesante. Para viralizar las creaciones lo más recomendable, de hecho, es no sobrepasar los 6-10 segundos.
Pero cuidado, esto no implica que no debas grabar más que eso. A la hora de capturar siempre debes capturar unos pocos segundos más de los que después subirás, para poder cortar y editar con la suficiente flexibilidad.
Para aprender a grabar los mejores vídeos con tu móvil necesitarás una buena conexión. Por eso, en Llamaya te ofrecemos la mejor con tarifas increíbles para que estés conectado en todo momento. No te lo pienses más y visita la página web de tarifas móvil ¡cámbiate a la mejor compañía!