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El avance de la tecnología GPS ha derivado en una explosión de programas y aplicaciones rivales al servicio dominante de Google.
Nacieron a finales del siglo pasado creciendo desde las cámaras de fotos y vídeos, y terminaron de explotar con la aparición de los primeros smartphones. Las tarjetas de memoria son hoy ya un accesorio básico de cualquier terminal.
Ahora bien, entre nomenclaturas, velocidades, tipos y tamaños, no resulta nada sencillo escoger la más adecuada para cada clase de uso.
Sí, cada vez son más los fabricantes que apuestan por prescindir de estos soportes para limitar el almacenamiento a la capacidad interna de los móviles, pero sigue existiendo una gran demanda en muchas marcas y perfiles.
Por todo ello, hoy en Llamaya queremos hacer un repaso extenso del mercado de las tarjetas SD; con comparativas, características y recomendaciones dependiendo del tipo de dispositivo en el que se vaya a insertar.
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De los 16 MB de los primeros modelos a las decenas de gigas actuales solo han pasado unos pocos años. En ese tiempo el mercado de las tarjetas se ha ampliado tanto hacia arriba como hacia los lados.
Ahora, además de la capacidad de memoria, hay que prestar atención a cosas como las dimensiones, la velocidad o el formato. Empezando por lo más básico, hay que saber diferenciar entre los principales acrónimos que se ven en las tiendas:
Las siglas “SD” anteriores significan “security data” y los prefijos indican sus dimensiones. Hasta ahí bien. La parte complicada llega cuando queremos saber qué capacidad de almacenamiento ofrecen. En ese momento entran en juego otros acrónimos.
¿Cómo puedo saber cuál es cuál? Todas las tarjetas vienen identificadas por una pegatina frontal —normalmente acompañada de un color reflectante— en la que se puede leer claramente el tipo. Para saber si es compatible con tu móvil solo tienes que revisar sus especificaciones.
Recupera la caja original del teléfono (si aún no te has desecho de ella) y en las instrucciones verás un listado con las tarjetas que funcionan con el modelo. En caso de duda, siempre tienes la posibilidad de acudir a Internet y hacer una búsqueda sencilla.
CAPACIDAD (GB) | HORAS MÚSICA MP3 | FOTOS JPG | vídeo hd (min) |
---|---|---|---|
16 | 270 | 3.800 | 240 |
32 | 545 | 7.600 | 480 |
64 | 1.090 | 15.200 | 960 |
128 | 2.145 | 30.400 | 1920 |
Es uno de los conceptos más difíciles de entender, y en la mayoría de ocasiones terminan suponiendo un problema insalvable para usar la tarjeta. Hablamos de la velocidad ¿de qué tipo? Eso es lo importante.
En la jerga profesional se hace referencia a ella como Speed Class Rating; una suerte de escala distribuida solo en números pares (no pienses que falta alguna) que delimita los rangos de velocidad a los que las tarjetas pueden transmitir la información.
Los datos se expresan en MB/s y a nivel técnico —en la ficha del producto— aparecerán mencionados como velocidad de escritura y lectura sostenida. Eso sí, cuidado si aparecen dos cifras en este apartado.
En dicho caso estaremos viendo datos referentes a los picos de velocidad. Es decir, cantidades máximas o mínimas que pueden engañar. Lo que interesa es el término medio anterior porque será el más habitual en un uso medio.
Con la introducción hace unos años de las SDHC, y más recientemente las SDXC, la SD Association —organización encargada de desarrollar y adaptar especificaciones entre unos fabricantes y otros— presentó una nueva categoría de velocidad: la UHS Speed Class.
Estos rangos, facilitados por la nueva tecnología BUS UHD de las tarjetas más modernas, permitía abrir una nueva franja de cifras, identificadas de forma separada a las convencionales. En las tarjetas se detectan por aparecer antes de la cifra estándar acotada dentro de una “u”.
Existen dos clases, disponibles en dos versiones distintas, con más o menos capacidad de velocidad para cada BUS. Además ya hay una nueva versión prevista que extenderá los rangos hasta límites insospechados.
Para entender su capacidad en términos prácticos trasladamos las cifras a la grabación de vídeo: una Clase 2 estándar permitiría capturar en 480p y una Clase 10 hasta en 1080p. Si saltamos a las ultravelocidades, hablamos ya de la capacidad de grabar a 4K en tiempo real.
En ese sentido, también existe otro tipo de clasificación distinguible por el uso de la letra “V”, que hace referencia únicamente a la velocidad para la captura de vídeos; V6, V10, V30, V60, V90, siendo cada número la velocidad mínima en MB/s.
Como otras tantas preguntas, su respuesta es: depende. El uso que se le vaya a dar a la tarjeta condiciona las características que debe cumplir para ofrecer resultados suficientes, notables o excelentes (también influye el precio a pagar).
Desde la salida de Android 7.0, los terminales con este SO permiten, por ejemplo, instalar aplicaciones directamente en la tarjeta de memoria. Si eso es lo que quieres hacer, entonces deberás observar si en la pegatina aparece o no una “A”.
Y es que existen tarjetas especiales APC (Application Perfomance Class), desarrolladas desde cero para almacenar aplicaciones. Todas suelen ser clase 10 (10 MB/s) y sus velocidades dependen de si son A1 o A2.
Hablando de guardar fotos y vídeos (el uso más habitual), lo recomendado es no bajar de la clase 10 y de los 64GB de memoria. Eso sí, para smartphones o tablets de gama alta se debe garantizar en todo momento el rango UHS de velocidad y el tipo SDXC.
Lo mismo pasa en caso de que queramos grabar vídeos en 4K; las Video Speed Class (identificadas por “V”) son caballos ganadores junto a los modelos UHS-1, preferentemente de Clase 3.
En definitiva, antes de preocuparte por el precio —en su mayoría asequible por la estandarización del mercado— valora otros aspectos que determinarán si tendrás o no una buena experiencia.
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