Poco se parecen las redes sociales y el ecosistema digital en general a sus homónimos de hace una década. En los últimos años, además de mejorar funciones y rendimiento, se han multiplicado las opciones de privacidad.
En 2018 el escándalo de Cambridge Analítica supuso un punto de inflexión en la percepción de que tenían los usuarios en la red, tras más de un lustro de casos y polémicas relacionadas con el uso de información privada.
A ello se fue sumando una polarización creciente en todas las plataformas. El anglicismo “hater” se hacía de uso cotidiano y cada vez eran más los que optaban por moverse en las redes sociales sin exponerse a desconocidos.
Por eso hoy no sorprende que tanto Instagram como Facebook, Twitter y el resto de plataformas ofrezcan la posibilidad de “hacer la cuenta privada”; restringir la visibilidad del perfil solo a determinados usuarios.
Hoy en Llamaya te explicamos como configurarla en cada una de las redes y te damos algunos consejos para moverte sin peligro por Internet.
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Es común entre menores (hasta un 67% de ellos en Europa tiene un perfil privado en esta red social) y entre mujeres jóvenes. ¿Para qué sirve exactamente la cuenta privada en Instagram? Nada más y nada menos que para que tus fotos queden protegidas frente a la mirada de desconocidos.
El ciberacoso y el odio es muy común en una red social en la que los usuarios tienden a mostrar aspectos muy íntimos de sus vidas privadas; reuniones con amigos, selfis, viajes, fiestas. Instagram es todo un filón para los cotillas.
Eso sí, tal y como sucede en otras redes sociales, el uso de un perfil privado viene acompañado de algunos inconvenientes que merece la pena valorar:
Si no te importa nada de eso y quieres seguir protegiendo tu información, activar el modo privado es muy sencillo. Solo tienes que acceder a la pestaña del perfil (derecha), y después pulsar sobre el botón de tres rayas horizontales de la esquina superior derecha de la pantalla.
Ahí selecciona primero “Ajustes”, después “Privacidad” y por último activa la pestaña que aparece en primer lugar “Cuenta privada”.
Al hacerlo aparecerá una advertencia con las principales consecuencias de este modo: “solo podrán ver tus fotos y vídeos tus seguidores”, y “esto no modificará quién puede mandarte mensajes, etiquetarte o @mencionarte”.
A partir de este momento todo aquel usuario que quiera seguirte tendrá que mandarte previamente una solicitud de amistad. Si no la aceptas, impedirás que pueda ver las publicaciones de tu feed y de tus Stories.
Recuerda que las personas que ya te seguían seguirán haciéndolo, y que si por alguna razón dejan de hacerlo, tendrán que recurrir a la solicitud para recuperar la visibilidad de la cuenta.
A diferencia de lo que ocurre en Instagram, los usuarios de Twitter buscan el modo privado para evitar el odio que tan rápidamente se propaga por cuentas tóxicas y hashtags de acoso y escarnio público.
Es habitual encontrar “cuentas candado” entre jóvenes que llegan desde Instagram (y replican la estrategia), y entre perfiles de tono político enfrentados a las hordas de bots que se manejan desde todos los espectros.
El algoritmo de Twitter premia los tuits virales sin entrar a valorar su contenido, y eso hace que una simple publicación de una cuenta desconocida pueda llegar a toda la comunidad, con las consecuencias evidentes de presión que supone para la persona.
¿Quieres activar el candado en esta red social? Antes de hacerlo tienes que saber que con ello quedarás fuera de la mayoría de las conversaciones, y que no lograrás viralizar ningún contenido por muy original o acertado que sea.
Para impedir que usuarios desconocidos lean lo que publicas solo tienes que seleccionar el botón con las tres rayas horizontales de la parte superior izquierda de la pantalla. Ahí selecciona “Ajustes y privacidad” y posteriormente “Privacidad y seguridad”.
Twitter permite, desde proteger al completo la cuenta con “Protege tus Tuits”, pasando por bloquear el etiquetado de terceros en fotografías, la recepción de mensajes directos (MD), la eliminación de contenido sensible o los famosos muteos.
“Si proteges tus tuits recibirás solicitudes —que podrás aceptar o denegar— cada vez que una persona nueva quiera seguirte”, señala el sitio oficial. Otras consecuencias del candado son que solo tus seguidores podrán:
Eso sí, la cuenta bloqueada tiene una limitación muy importante. Y es que cuando alguno de tus seguidores comparta tus tuits, los seguidores de este podrán verlos aunque no te sigan y no les hayas aceptado.
La red social de Mark Zuckerberg es la diana perfecta del modo privacidad: su algoritmo es el más complicado de entender (con el recelo que eso genera entre algunos) y es la plataforma que más filtraciones y robos de datos ha sufrido en los últimos años.
Si a todo ello le sumamos los más de 2.000 millones de usuarios que se mantiene cada día activos, y el perfil más veterano —y más naíf— que se mueve por la red, no sorprende que Facebook sea uno de los focos principales de este problema.
Los desarrolladores lo saben y por eso durante los últimos años no han dejado de ampliar los apartados configurables. En la actualidad esta red es la que más seguridad filtrada ofrece a la comunidad.
Para llegar a ella hay que seguir un camino algo más complicado que en Instagram y Twitter: entra en tu perfil pulsando sobre tu avatar. Y en esa página busca el botón con los tres puntos horizontales que se muestra junto al de publicar un nuevo Storie.
Entre las opciones desplegadas selecciona “Accesos directos de privacidad” para llegar al hub con toda la configuración de privacidad. No te agobies por la cantidad de información. El menú queda así dispuesto:
Las opciones más relevantes se encuentran dentro del apartado “Privacidad”. Ahí selecciona “Repasa algunos ajustes importantes de privacidad” y accede a un nuevo menú con otros apartados:
Con esto es posible ajustar la privacidad de Facebook sin tener que renunciar a todas las ventajas de los perfiles públicos. Es una solución más personalizable que evita el conflicto habitual en Instagram y Twitter.
Lo ideal, no obstante, es que vayas probando distintas configuraciones hasta dar con la que te sientas más cómodo. No olvides que cada ajuste va asociado a un perfil y que tendrás que repetir los pasos si cambias de cuenta.
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