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Los peligros del mundo real se duplican en la dimensión digital, y en los últimos años, esta no ha dejado de crecer en prácticamente todos los ámbitos de la vida. La pandemia ha acelerado este proceso, pero solo evidenciando unas amenazas latentes.
“Los criminales se han adherido a la transformación digital”, explica Daniel Lagarcha, director de ISMS Forum. “El cibercrimen es la versión digital del asalto al tren del Oeste’. Es frecuente cada vez ver bandas muy sofisticadas detrás de un ciberataque con herramientas cada vez más sofisticadas”.
Para las empresas esto supone afrontar la posibilidad de perder grandes cantidades de dinero. Por suerte, para un usuario la llegada de un virus, una estafa o cualquier otro ciberataque solo implica perder tiempo, privacidad y hardware.
A diferencia de los costosos y complejos planes de ciberseguridad de las compañías, una persona que navega por Internet solo necesita conocer ciertos ajustes y prácticas para disfrutar del conocimiento de la red sin pagar ningún peaje.
Por todo ello, hoy en Llamaya nos queremos detener en las claves a seguir para moverse por Internet evitando las trampas de los hackers.
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Prácticamente todas las recomendaciones de los expertos se pueden aplicar sin distinción de hardware. Es decir, que el ajuste o la configuración de los ajustes del software o el navegador de turno no entiende de ordenador, móvil o tablet.
Para protegerte en Internet no se necesita comprar nada ni hacer ningún tipo de inversión. Basta con que sepas identificar cuáles son los posibles focos más importantes de amenazas cada vez que te conectas en Internet.
Cuidado con creer que conoces todos los “trucos” por llevar muchos años navegando. Los hackers innovan día a día, y por ejemplo, en 2020 empresas del tamaño de Endesa o Mapfre cayeron víctimas de sofisticadas ingenierías maliciosas.
¿Por dónde puede llegarte el malware o el robo de información? Pon la mirada principalmente en:
“Una infección de malware requiere una larga lista de ingredientes”, recuerdan desde Malwaresbyte. “Los principales son las dos maneras más comunes en las que el malware obtiene acceso al sistema: Internet y el correo electrónico, es decir, básicamente todo el tiempo que está conectado”.
La presencia de un malware normalmente se identifica por simple sentido común. Notas que algo no marcha bien y sabes que no es responsabilidad directa de lo que estás haciendo en ese momento.
Los efectos de los virus en el móvil u el ordenador varían enormemente dependiendo del objetivo que tuviera el hacker a la hora de programar el software malicioso.
Si sufres alguno de estos problemas lo más seguro es que acabes acudiendo a la ayuda de un técnico. Y es que, sin conocimientos informáticos es muy difícil contrarrestar el plan de un hacker que sí está especializado.
Lo que sí puedes hacer es prevenir precisamente la infección siguiendo unas prácticas concretas. No te salvarán de todos los peligros, pero sí te ayudarán a evitar las estafas y los trucos más evidentes.
No existe un manual completo e ideal con el que puedas moverte por la red sin enfrentarte a ninguna amenaza. Ahora bien, sigue alguno de los siguientes consejos para no tener que lidiar con los clásicos problemas de los malwares.
"Los ataques no funcionarían sin el componente más importante: tú”, añaden desde Malwaresbyte. “Es decir, una versión crédula de ti mismo que abre sin pensar un adjunto de email que no reconoce o hace clic en algo procedente de una fuente no fidedigna y lo instala”.
Por eso, siempre que navegues por Internet con mucha precaución. Incluso si esta no es necesaria o no hay ningún peligro. Nadie peca de precavido en la esfera digital.
Para combatir los ciberataques, los desarrolladores lanzan constantemente versiones mejoradas de sus programas. Por eso los hackers prefieren actuar sobre software desactualizado, y por consecuente, más expuesto.
Aunque la mayoría de programas (apps), más en Android y iOS, se actualizan automáticamente, es importante que revises periódicamente para ver si tienes alguna versión nueva sin instalar.
Ten especialmente cuidado con Java, Adobe Flash y Acrobat Reader. De hecho, si no sueles utilizarlos en recomendable que los desinstales directamente. Existen soluciones como Secunia Personal software Inspector o TechTracker que pueden ayudarte en esta tarea de revisión.
Muchos hackers viven única y exclusivamente del dinero que ganan infectando equipos y aplicaciones. La red está repleta de softwares que en apariencia parecen seguros, pero que en realidad son maliciosos.
Resulta del todo imposible saber qué es fiable y qué no. De ahí que el consejo más práctico en este sentido sea el de solo descargar, instalar y ejecutar programas de fuentes fiables. Y ¿qué se considera “fuente fiable”?
Usa, de nuevo, el sentido común. Selecciona aquellos softwares alojados en webs de empresas oficiales o de sedes electrónicas de instituciones. Huye todo lo que puedas de listados genéricos y de bibliotecas de programas gratuitos. Más cuando además están cargados de publicidad.
“Los más típicos son avisos de un paquete de UPS, DHL u otra compañía de mensajería, una transferencia de PayPal o un error en el envío de mensajes de correo electrónico”, apuntan desde Panda Security. “Si te llega algo así, desconfía y no abras los ficheros adjuntos”.
“Piénsatelo dos veces antes de descargar y usar programas comerciales o cracks de programas desde Bittorrent, webs de descargas, eMule, etc”. Los malwares pueden estar escondidos incluso en archivos de películas, canciones o libros.
En smartphones esto resulta mucho más sencillo. Lo único que tienes que hacer es no descargarte ninguna app que no esté o en la Google Play Store de Android, o en la App Store de iOS. Esas tiendas ya cuentan con sus propios filtros para asegurarse de que no se cuelan softwares dañinos.
Sí, el precio es importante, pero no cuando hablamos de seguridad. En el mercado hay decenas de antivirus y muchos de ellos son gratuitos. Sin embargo, esa ventaja se paga con funciones limitadas, garantías cuestionables, y falta de cobertura frente a las ingenierías más avanzadas.
Fíjate en la tarifa, claro. Pero también en el tipo de licencia y concretamente en los servicios: gestión de contraseñas, VPN, antiransomware, eliminación de cookies, etc. No tiene porqué contar con todo; piensa en aquello de lo que vayas a hacer uso.
Después fíjate en la empresa que ha desarrollado el antivirus y procura que sea conocida. Su base de usuarios y su reputación es la mejor garantía para tu propia seguridad.
Y ya por último, presta atención a las posibilidades multicuenta. Esto es, la capacidad del antivirus de ofrecer protección en varios dispositivos al mismo tiempo desde la misma cuenta. Prueba, y si no te convence sigue experimentando.
En no pocas ocasiones los usuarios más cuidadosos terminan cayendo en infecciones. No porque no tengan asegurado su equipo, sino porque se olvidan de un factor poco vistoso y normalmente olvidado.
Hablamos de todo lo que se conecta físicamente con el hardware; ya sea un USB, un CD, un disquete o cualquier otro sistema de almacenamiento externo. Es poco probable que acabes con un “pincho” malicioso, pero aún así merece la pena tener cuidado a la hora de conectarlos.
Si pierdes algún archivo por este motivo, puedes acudir a los comandos cmd para recuperarlo en Windows:
“Esto es una medida contra el virus recycler”, apuntan en ESED. “Este virus oculta los ficheros de una unidad y solamente deja visible unos accesos directos que genera, dando la sensación de que los ha convertido directamente en accesos directos”.
Los hackers conocen todas las técnicas de persuasión e ingeniería social, y hacen uso de ellas para armar estrategias de phishing o atraer a las víctimas a determinados sitios con mensajes y promesas llamativas.
“Los cibercriminales utilizan contenido morboso como gancho”, sostiene Dmitry Bestuzhev, director del Equipo Global de Investigación y Análisis de Kaspersky. “Saben que las personas a veces se sienten tentadas por contenido cuestionable”.
La regla más útil a seguir para evitar estos “caramelos” consiste en sospechar de todo aquello que parezca demasiado idílico, que se ajuste de forma muy precisa a lo que quiere o necesitas. Y especialmente, que ofrezca ventajas notables y evidentes sobre la mayoría de la oferta de la red.
A nivel técnico el indicativo que señala que una web es segura no es otro que el protocolo https. Observa la barra de direcciones de tu navegador, y comprueba que antes de la URL aparece este acrónimo, terminado siempre por “s”.
Una de las vías más habituales de fraude online es el eCommerce. Lo es porque para los hackers resulta increíblemente sencillo robar la información bancaria de los usuarios que se deciden a comprar por Internet.
¿Es totalmente imposible comprar de forma segura? No. Redobla tus precauciones y no tendrás problemas. Aléjate de promociones exageradas, de ofertas flash con contadores apretados, y de sitios sospechosos.
Al entrar en una web, primero observa la presencia del “https”. Si está, haz scroll hasta el footer, y explora la información relativa a las vías de contacto, las condiciones de devolución, los métodos de pago aceptados y el aviso legal.
“Si esta información no está disponible, de nuevo activa el ‘warning’ para ponerte alerta y desconfía”, destacan en El Confidencial. “Así mismo, si una web no dispone de ningún canal de atención al cliente o usa dominios gratuitos como Gmail, quizá nos encontremos de nuevo ante una web fraudulenta”.
Da siempre prioridad a las plataformas de pago PayPal, Apple Pay o Samsung Pay, y si puedes elegir, quédate con el pago contrarrembolso o las tarjetas de prepago como método de compra.
La bandeja de entrada del correo es el campo de cultivo para todo tipo de malwares. Basta con que un hacker encuentre tu dirección en cualquier repositorio o web con determinadas cookies, para que pueda enviarte el software malicioso que quiera.
Afortunadamente, el mismo sentido común de los anteriores puntos también resulta práctico en este frente. Empieza por no abrir ningún mensaje que no esperases o del que desconozcas su remitente. Si lo haces, evita hacer clic en los archivos adjuntos.
Evita enlaces hipervinculados y desconfía de aquellos mensajes que se hacen pasar por tu banco para pedirte información financiera privada. Tu entidad nunca haría eso, y menos por correo electrónico.
Activa asimismo un filtro anti-spam si tienes la posibilidad, y valora la idea de manejar varias direcciones de email al mismo tiempo para evitar que según qué mensajes lleguen a tu feed de actividad.
Para conocer todos los peligros de Internet necesitarás una buena conexión. Por eso, en Llamaya te ofrecemos la mejor con tarifas increíbles para que estés conectado en todo momento. No te lo pienses más y visita la página web de Llamaya ¡cámbiate a la mejor compañía!