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Los móviles plegables han llegado para quedarse. Al menos eso creen los primeros fabricantes que han apostado por esta tecnología. Pero antes de replicar estas afirmaciones, debemos comenzar por el principio. La mayoría de usuarios aún no ha tenido en sus manos uno de estos dispositivos, pero lo cierto es que han supuesto una de las revoluciones más impresionantes de los últimos años en el mundo smartphone.
No hay que irse muy atrás en el tiempo para ver los primeros smartphones plegables. Fue en 2019 cuando Samsung y Huawei se lanzaron a la piscina y dieron el pistoletazo de salida a esta nueva tecnología. Pero, ¿qué ofrece? ¿Son mejores que los smartphones tradicionales? ¿Tienen más ventajas? Y sobre todo: ¿Han llegado para sustituirlos?
Aunque los smartphones plegables tienen solo tres años en el mercado, lo cierto es que su concepción se lleva fraguando bastantes más años. Con el auge de las tablets y el aumento de tamaño en las pantallas, se comenzó a creer en una idea híbrida que pudiese concentrar ambos conceptos en un solo producto.
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Los primeros conceptos de estos dispositivos se remontan a 2008 y el proyecto"Morph" de Nokia. La compañía finlandesa imaginó un móvil flexible, que podría tanto estirarse como plegarse. De esta manera podría cumplir cómodamente sus muchas funciones: podría convertirse en un panel lo bastante grande como para ver un vídeo con una calidad importante o plegarse hasta entrar en bolsillos pequeños Más tarde, en 2013, Samsung mostró un concepto de pantalla OLED flexible. Hubo que esperar hasta 2019 cuando Samsung, Huawei y una firma china desconocida en occidente llamada Royole, lanzaran la mercado los primeros smartphones plegables.
El elemento común que hace posible los smartphones plegables son los paneles OLED flexibles, cuyo desarrollo ha llegado a un punto de madurez asombroso. La tecnología OLED es la que permite que se pueda dar a las pantallas la características de flexibilidad o curvatura, además de ser más delgadas que las pantallas basadas en tecnología LED.
En este sentido, este tipo de panel se compone de 6 capas de vidrio protector o plástico en la parte superior (sello) y 6 en la parte inferior (sustrato), dos terminales: uno pistilo y uno negativo, y dos capas de moléculas orgánicas. Estas capas de moléculas orgánicas son más delgadas que las semi-conductoras utilizadas en la tecnología led, los OLED permiten pantallas más delgadas, livianas y flexibles, son más brillantes y utilizan menos energía debido a que no necesitan luz de fondo para reproducir colores, los cuales son más reales.
Con un panel flexible como base, la interpretación que han hecho los fabricantes han sido variadas hasta la fecha. Aún es pronto para saber cuál prevalecerá, pero lo cierto es que todas están conviviendo a expensas de que sea el usuario el que decida el modelo que debe quedarse.
Es el estilo más extendido, ya que tiene como objetivo que un móvil del tamaño de un smartphone, pueda desplegarse y convertirse en una gran tablet. De igual modo, al terminar con este modo el terminal se dobla para volver a su estado. Se trata de un modelo que buscar aumentar la posibilidades de entretenimiento y productividad y quizá terminar con el mercado de las tablets a largo plazo. En este estilo encontramos todas las generaciones Galaxy Fold de Samsung, los Huawei Mate X o el más reciente Xiaomi Mi Mix Fold.
Este es otro de los estilos, que convienen actualmente con el primero. El concepto es totalmente diferente, ya que tenemos un smartphone compacto, que se abre para ser un dispositivo de tamaño normal, y que vuelve a compactarse para guardarse cómodamente en cualquier bolsillo. Este estilo recupera la esencia de los móviles clásicos denominados “de tapa” o de “tipo concha”. En este estilo encontramos terminales como los Samsung Galaxy Z Flip o el Motorola Razr.
Es el modelo más actual y que hemos visto en un prototipo de OPPO. Este sistema permite que el panel emerja desde un lateral del dispositivo a modo de cortina, y pueda plegarse sobre si mismo de la misma manera.
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