Tecnología
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La carrera tecnológica no ha dejado de acelerarse en la última década. Las innovaciones reflotan, y las principales compañías se rifan una atención mediática cada vez más dividida. Esto, en algunos casos, ha llevado al mercado a recibir algunos de los móviles raros y más curiosos de la historia.
Ni Nokia ni Samsung ni ninguna otra de las otras referentes del sector se han librado de tropezar en algún momento con esperpentos que tanto programadores como diseñadores pasaron por alto por razones desconocidas.
En Llamaya hoy encendemos el DeLorean para hacer unas breves paradas en los móviles raros más llamativos que han llegado a las tiendas, o que se quedaron cerca de hacerlo.
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Ni smartwatch ni smartphone. Corría el año 2006, y los aficionados del sector andaban ocupados alabando la cámara del Sony Ericsson K800i y el diseño del LG Chocolate KG800. Pero los chinos de CEC Corp pensaron que era una buena idea dar un golpe sobre la mesa presentando un terminal inclasificable.
Solo 8 años después de que Seiko lanzara al mercado el primer smartwatch de la historia, el Rupture, esta compañía asiática presentaba el F88 Wrist Watch Mobile Phone; una suerte de móvil con estética de juguete.
Tenía un precio estimado de 1.000 dólares, y disponía de más bien pocas opciones basadas en inteligencia artificial. Ahora es uno de esos móviles raros vintage.
Cuando tienes el dominio en el sector te puedes permitir el lujo de dedicar tiempo y recursos a desarrollar dispositivos arriesgados. En 2004 Nokia sorprendió al mundo con el 2G 7280 Lipstick, uno de los diseños más particulares de las últimas décadas.
Aunque su apariencia generó cierto rechazo en un primer momento, este terminal acabó siendo considerado como uno de los mejores de su año por su originalidad y funcionalidades.
Contaba con soporte GSM, SMS, MMS, HSCSD, GPRS (junto a Bluetooth), y con una interesante cámara VGA. El pintalabios tenía un precio aproximado de 600 euros, y sí, con él Nokia logró conquistar a miles de personas en todo el mundo.
Mide 21 x 46,7 mm y pesa tan solo 13 gramos. La compañía Zanco, especializada en terminales reducidos, sorprendió en 2018 con el que es, hasta ahora, el móvil más pequeño del mundo. El Zanco Tiny T1 nació gracias a una financiación de crowdfunding, y se puede conseguir por apenas 50 euros.
¿Qué es lo que ofrece? Dejando de lado su aspecto práctico, que bien remarcan en la web oficial, este dispositivo es compatible con tarjetas nano SIM, y aunque desde la banda 2G, posee otras virtudes destacadas: pantalla OLED de 0,49 pulgadas, memoria de 32 MB y batería de 200 mAh.
Puede que no sea el smartphone adecuado para presumir ante amigos, pero como segundo terminal para casos de emergencia, cumple su papel a la perfección. Y más allá: es uno de los móviles raros que se pueden adquirir en la actualidad, y llama mucho la atención.
En este caso no hablamos de un pintalabios, sino de otro artículo de maquillaje. En 2005 la surcoreana Samsung decidió colaborar con la marca de electrodomésticos premium Bang & Olufsen para lanzar al mercado el Samsung Serene.
Era uno de esos móviles raros que no destacaban por sus funcionalidades pero sí por su diseño y disposición del teclado. Contaba con 31MB de memoria interna, y podía realizar llamadas, enviar mensajes de texto y multimedia, y hacer fotografías con su discreta cámara de 0.3 megapíxeles.
Para hacerse con este curioso artículo había que desembolsar unos 1.000 euros, algo que no fue muy bien recibido en un mercado con precios mucho más competitivos por aquel entonces.
La rareza no solo vive de lo retro. Las compañías parecen haber aprendido a no cometer ciertos errores del pasado, y los diseños se han estandarizado como resultado. Pero eso no significa que no quede hueco para la innovación más agresiva.
En 2018 Turing Space Industries quiso viajar al futuro presentando el HubblePhone, un dispositivo tan surrealista y distópico que parece ciencia ficción. Cuenta con dos pantallas abatibles que rotan sobre sí mismas separadas por una bisagra que además hace las veces de cámara.
Y si por si su aspecto no fuera ya de por sí atractivo, además viene acompañado de un sensor central de 60 megapíxeles y otros cuatro auxiliares de 12 megapíxeles. Las baterías de 2.800 y 3.300 mAh también están por partida doble para hacer correr el SO propio Keplerian OS.
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