Estamos en pleno verano y esta es la época propicia para que muchos smartphones se lleven calentones no deseados. Nuestro móvil está formado por un completo engranaje de componentes, como la pantalla, el procesador o la batería. Por separado son muy diferentes entre sí, pero todos tienen algo en común, no les sienta nada bien los calentones.
Las temperaturas de verano no son solo más altas para nosotros. Los dispositivos electrónicos también soportan temperaturas más altas de lo habitual y por ese motivo, debemos extremar las precauciones. Hay muchas circunstancias además de la temperatura ambiental, que pueden hacer que nuestro móvil se caliente demasiado, puede llegar incluso a sufrir daños irreversibles.
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Si tenemos en cuenta el consenso de la mayoría de fabricantes, lo normal es que la temperatura ideal de nuestro móvil oscile entre los 15 y los 20 grados. Que un terminal se caliente un poco, es algo normal, pero cuando la temperatura supera los 35, 40 grados o más, pueden comenzar los fallos de rendimiento y de lugar a un calentamiento muy elevado y prolongado, dañándose el dispositivo.
Hay componentes del hardware más susceptibles de sufrir subidas de temperatura, pero las principales son: la pantalla, la batería y el procesador. También podremos identificar el origen, ya que si por ejemplo, el calor se nota en la parte trasera, es posible que sea la batería, mientras que si proviene de la parte delantera es habitual que se trate de la pantalla o del procesador.
Una mala práctica es jugar y cargar el móvil al mismo tiempo. Esto acelerará el calentamiento, por lo que debemos evitarlo siempre. El procesador, la pantalla, la batería, etc...todos los elementos de hardware del dispositivo trabajan a máximo rendimiento, por lo que si además le sumamos una alta temperatura ambiental y el hecho de estar cargando el móvil, se multiplica el calentamiento.
En los ajustes de pantalla lo ideal es establecer 15 o 30 segundos como tiempo máximo de pantalla encendida. Hay usuarios que la tienen establecida en varios minutos e incluso de forma permanente, por lo que para evitar calentones es buena idea tocar este parámetro y recudir el tiempo que el panel se mantiene encendido consumiendo energía.
Un brillo excesivo durante demasiado tiempo, puede hacer que el móvil se caliente sin necesidad. Para evitarlo, tendremos que manejar el brillo de forma manual es la mejor forma de evitar que el móvil se caliente. En ocasiones el brillo automático no realiza una gestión efectiva. Por tanto,
Apagar o reiniciar el móvil de vez en cuando es perfecto para evitar calentamientos. Es habitual que la mayoría de dispositivos ya no se apaguen nunca. Al hacerlo, se libera la memoria caché y se eliminan todos los procesos en segundo plano, incluyendo aquellos que puedan estar incluyendo en un exceso de energía y en consecuencia, en el calentamiento del móvil.
Una manera de evitar calentamientos es mantener el móvil siempre actualizado, estando atentos para cualquier notificación del sistema que llegue en este sentido. Muchas de estas actualizaciones son parches que corrigen problemas, incluyendo esos calentones.
Las consecuencias de un sobrecalentamiento puntual pueden ser o no importantes, pero las posibilidades de que nuestro terminal sufra daños, aumentan si esto es algo habitual. Lo normal es notar una pérdida en el rendimiento del dispositivo, a consecuencia de los sistemas de protección automáticos.
Cuando algún elemento del hardware, como la placa o la batería, se calientan en exceso, el procesador baja el rendimiento para reducir el calor. Llegado el caso, el móvil puede llegar a apagarse o reiniciarse como medida de protección. En el peor de los casos, estos componentes de hardware podrían sufrir daños importantes que dejen nuestro dispositivo inservible.
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